Pequeño
Folleto a mi madre
Alejandro
Carías
2010
Dedicado entera y completamente
a mi madre,
la persona que me ha dado
más que toda la vida,
porque me dio la vida.
i
Pequeños versos,
como los momentos,
que hiciste grandes.
La Habana, aun en los primeros días de Mayo, cerca del día de las
madres.
Vieja, mamá, amiga:
Hoy termine de leer un librito del Che, no sé por qué extraña razón
siempre que leo de ese gran colega médico y revolucionario, pienso en nuestra
relación, pienso que se asemeja bastante con la que tuvo él con su madre; muy
azarosa para estar juntos.
Estamos a las puertas de un nuevo día de las madres, y como siempre no
tengo nada que regalarte, más que mis pequeños y modestos esfuerzos que por
ahora solo me dan glorias personales que comparto fervientemente con vos. Como
siempre o casi siempre estamos de nuevo separados por la distancia física de
nuestros cuerpos, pero estamos cada vez más juntos en nuestros espíritus, en nuestras
almas, en nuestros ideales que un mundo mejor y más justo es posible, incluso
en los lugares donde se vanaglorian que ya lo son.
Aun recuerdo el magnífico día que la pasamos junto a vos, pareció
mágico, amanecimos juntos, desayunamos como desde ya varias décadas no lo
hacemos, hablamos de los problemas cotidianos, fuimos a la palaya a hablar con
el mar y oír sus consejos de cómo querernos más; pasamos viendo un concierto de
Silvio, el poeta de la trova; ¡qué día!, aunque lo malo fue verte ir en aquel
taxi de regreso a casa por la mañana siguiente, no seguiré porque aun lloro por
eso. La pase de ensueños.
En estas horas me pregunto si tanto sacrifico sin vos vale la pena, o
sería mejor no hacerlo y estar con vos; busco la respuesta, solo el tiempo la
dará, no la quiero por ahora. Miro adelante y veo que aún faltan algunos años
más, solo espero que la providencia nos dé oportunidad de compartir los
venideros años juntos, y que nuestras descendencias no pasen por esta
situación, o por lo menos prepararlos para que la encaren mejor.
Estas palabras te las escribo en un momento de soledad, y en el cual me
tome un tiempo de distracción entre tanto y tan fuerte trabajo, pero que aun no
llega a ser tanto como el tuyo. Para ser sincero con vos, me gusta más así,
casi no me queda tiempo para dormir y pensar tonteras, además me ayuda en el
ejercicio mental de, como si fuéramos frutas, madurar. Hoy como siempre me
siento orgulloso de vos, y para demostrártelo cada día trato de hacer mi mayor
y mejor esfuerzo, aunque ciertamente algunas veces el cuerpo desfallece y me
pide descanso, pero yo lo fustigo con tu imagen y tus acciones, para que
únicamente de más.
Con mi hermano, nos va mejor que nunca, aunque haciéndole un análisis a
fondo, podemos estar mejor todavía; lo siento más cambiado, a mejor claro;
sinceramente me siento bien orgulloso de él. Por lo demás seguimos otro día.
Me saludas al viejo, y que disculpe que no le envié una nota ni
felicidades el día del padre, pero es que siempre se me olvida la fecha, no
porque sea menos importante para mí, sino porque es distinta a la de acá, creo
que no se me va a volver a olvidar hasta que yo lo sea. No te prometo saludar a
nadie de tus amigas acá por el día de las madres, porque por ahora, para mí la
única que tiene esa exclusiva sos vos.
Yo ese día estaré trabajando por el día, así que por lo menos no me
pondré tan nostálgico, te lo prometo, y prométeme que vos tampoco; que vas a ir
a comer a un buen restaurante, te vas a comprar un pastelito y te vas a cantar
felicidades con nuestra voces de niño que ya dejamos de ser, pero para vos
siempre lo seremos, y que vas a estar feliz todo el día por el privilegio que
nos das de ser nuestra madre. No te escribo más porque las palabras no son más
que eso, palabras, no son ni sentimientos ni gestos, así que por ahora son
innecesarias y sobran. SALUDOS REVOLUCIONARIOS, ¡A VENCER O MORIR! ¡FELIZ DÍA DE LAS MADRES!
Tu hijo.
ii
Y ese que ya nació,
que pudo ser y murió,
ahora llora de feliz,
porque yo fui infeliz.
De otro será, quizás;
y mío el recuerdo,
de otro será, pensas;
borrando mi encuentro.
Así me dijo ayer,
el poeta al beber,
sus lágrimas de dolor;
al tratar de olvidar
lo que no supo cuidar
teniéndola que olvidar.
iii
Me quisiste pedir perdón
por no poder estar conmigo,
me pediste perdón por
querer estar con ella.
Pero el perdón sobra,
donde sobra el amor;
puede ser un día más sin
vos,
puede ser nuestro ultimo
día juntos.
Pero aunque
no estés mañana conmigo,
madre;
igual celebraré tu día,
o tal vez más,
porque desde que me
regalaste
lo más preciado que es la
vida;
desde entonces,
yo te perdoné todo.
iv
Lavabas tus últimas prendas
con tus lágrimas,
vestida con tus mejores
atuendos.
Todo aquello me parecía
misterioso,
y el viejo, como siempre,
callaba;
desde temprano mi alma
lloraba.
Ya casi no recuerdo
muchas cosas
de aquel día,
recuerdo el sol cayendo
por la ventana de mi
cuarto,
alumbrando las lágrimas
de mi hermano,
y el inmenso vacío
en mi alma,
cuando de vuelta en casa,
ya no estabas.
v
Del recuerdo
de aquellos años duros,
donde las almas de
inocentes
fueron liberadas
para cantar
con llantos de sangre
sobre los hambriento lobos serviles,
de los asesinos,
que desde el norte los
entrenaban.
De ese recuerdo,
ni el perdón,
que nunca llegó a existir,
queda.
Ni las coordenadas
de los huesos
que antaño fueron
de un vecino o amigo,
de un hermano o hijo,
de una madre o padre.
Y la palabra muerte
hoy se confunde con
Revolución,
hoy nos recuerda
el desaparecido recuerdo
de los desaparecidos
de cuyos nombres
pocos se acuerdan.
vi
¿En algún momento
pensaste en la eternidad?,
¿nos conocíamos de antes?,
¿fuiste Julieta
y yo Romeo?,
Y del dolor y el amor,
¿qué me podes decir?,
Sabré tu nombre alguna vez,
o siempre te tendré
que llamar amor,
o decirte mamá.
Muchas cosas no las sé,
muchas otras me las
enseñaste,
de muchas me he olvidado,
y estoy seguro que me
olvidaré.
Pero de todo lo eterno
tu recuerdo estará siempre
en mi,
y tu ejemplo se verá en
todas
las mujeres que como tú
también quieran ser madres,
aunque de ellas no salga
ningún fruto.
vii
Cuantas palabras he cayado,
y durante ese tiempo
muchas cosas han hablado,
de muchos colores
el campo se ha llenado.
Y todos esos cantos
que hoy resuenan,
en la llanura de la vida,
la boca de muchas rosas
los entonan a coro.
Por ahora no quiero pensar,
en las florecillas,
que mis jarrones adornaron,
prefiero escribirle
a la rosa que me dio la
vida.
viii
La felicidad
podría estar
en la trivialidad
de sentirme alegre
por haber conocido
a mi madre
o sentirme triste
por ver que yo
si la conocí,
pero miles,
millones de niños
no saben
ni el significado
de la palabra mamá.
ix
El
aliento de la tierra
cubría
los árboles,
dormían
los pájaros;
las
gotitas del sereno
luchaban
con los rayos del sol,
por
llegar a rosar la montaña.
Moría la
noche,
como en
las luchas
medievales;
caían,
una a
una
las
horas.
Cada
paso
en la
tierra húmeda,
dejaba
las huellas,
marcaba
el camino,
y de
aquel camino;
solo el
recuerdo queda,
nunca
más volveré
a pasar
por él.
Nunca
más volveré
a ver
ese amanecer
como lo
vi aquel día,
pero
cada día
que me
levanto
y veo el
sol naciendo,
entre
las montañas,
siento
cada minuto
que duró
aquel instante.
x
En un
concierto,
solo tu
voz;
en una
obra,
solo tus
gestos;
en la
galería,
solo tu
rostro;
y en la
función
de mi
vida
solo tu
arte.
xi
Hoy como
siempre,
en esta
fecha
me
cantaste;
mi
corazón
y mi
silencio
seguían
cada palabra
de tu
canción.
Mis
lágrimas
en coro
rodaban
mejilla
abajo,
mis
brazos extrañaban
tu
cálido regazo que hace
veinticinco
segundos,
de una
vida
de
veinticinco años,
seguían
sintiendo
como
ayer.
Y ese
simple detalle,
con el
amor más puro;
y unas
palabras del viejo,
alumbraron
y alegraron
una
fecha como hoy.
xii
Hoy
volví a sentarme junto a vos,
tu risa
infantil volvió a alegrarme,
te
invité al mismo café de siempre,
el mismo
que ya no tomo.
Teníamos
tiempo sin hablar,
creo que
fue mi culpa,
pero con
el descanso merecido,
que hoy
prodigue dedicarle
a mi
cansado espíritu laborioso;
hablaremos
un rato.
Invité a
una vieja amiga además,
fue la
primera en llegar,
y aunque
prefiere e insiste
que le
llamemos Soledad,
creo que
seguiremos
diciéndole
amiga.
Parte de
la invitación
ha sido
para recordar
a
nuestro querido Mario,
tal y
como lo conocimos por sus libros,
vivo,
alegre, entonando
el
compromiso de libertad
del gran
país América,
de
nuestra gran raza caníbal,
Quería
hablarles de las desgracias
que
tiene la sociedad que sueña
con ser
la utopía perfecta,
y,
queriendo lograrlo,
no llega
más que al punto de inicio,
la gran
y vieja caverna.
Lo feliz
que estoy que en mi selva,
por
primera vez después de Morazán,
aquel
grande del que solo
se
quieren acordar en su natalicio;
un traidor
del imperio
nos ha
regalado el desarrollo social,
aunque
los voraces de la información,
lo
quieran destruir porque amenaza
con
romper
su
hermafrodita puño de poder.
Y acepto
volvernos a ver,
lucharé
por hacerlo,
solo
tengo que evitar
algunas
labores estériles
y poco
productivas,
que se
mantienen en pie
por
pobre cosmetología barata.
Me gusta
el tema que propones
como
susurro al oído de mi mente,
hablaremos
entonces de eso,
y no
olvidaremos pasarle
una
pequeña revista a nuestro
gran
entorno anárquico.
xiii
Te esperaba a la cita,
como hace unos meses,
con lo del golpe;
como hace unos años,
por el mismo motivo de hoy.
Te tenía el té preparado
desde temprano,
te debía las rosquillas
que me pediste la última
vez.
Me gusto verte de nuevo;
cambiar nuestras mentes,
tocarnos el corazón
e inspirarnos esperanza
en un día tan bello como
hoy.
xiv
(Navidades)
Ese día amaneció
un poco más frío
que de costumbre.
Era navidad,
estaba opaco,
y tal vez llovió
en algún momento.
Pensaba en vos,
cuando me llamaste
estaba trabajando,
veía los niños corriendo
en el pasillo,
y me transportaba
en el tiempo.
Me imaginaba
a tus nietos
corriendo por la casa,
y vos, y yo;
sentados, viéndolos,
disfrutando de ellos;
como casi nunca
pudimos disfrutar nosotros
esos momentos;
Luego de eso
dos lágrimas,
una de cada ojo,
nublaron mi vista,
no lloré;
porque pensé en vos.